Sunday, September 25, 2005

RECETA PARA NO EXTRAÑARTE A LAS 19.45.......

1) 19.44, concentrarse en un punto fijo, relajar hombros, cuello, párpados y repetir mentalmente: “no voy a extrañarte, no voy a extrañarte, no voy a extrañarte".

2) 19.44, poner a calentar el agua del te (es importantísimo que no sea de cedrón, porque hay recuerdos que conspiran contra esta estrategia) buscar un jarrito en la alacena y de paso, y ahí está el éxito de la empresa, iniciar un orden profundo de toda la cocina, el comedor, el living, la piecita del fondo, etc etc. etc.Esto es casi infalible.

3) 19.44, salir al palier, llamar al ascensor e iniciar una serie de ascensos y descensos vertiginosos, centrando el pensamiento acerca de los riesgos que presupone viajar en cubículos tan vulnerables. En su defecto se puede subir y bajar la escalera hasta alcanzar límites de agotamiento extremo.O entrar y salir 1000 veces de la vereda a la cocina.

4) 19.44, poner en la fonola, el himno o los acordes de cualquier marcha militar e iniciar un severo adiestramiento de orden cerrado; En este punto se debe ser muy cuidadoso, poner por error algún disquito de música brasileña, o del Nano, por ejemplo, puede ser mortal de manera irremediable.

5) 19.44, Meterse en la cama (sin mi por supuesto) y taparse con la almohada los ojitos; En tu caso particular, esta norma es altamente deficitaria, porque tus ojos alumbran bajo cualquier circunstancia.

6) 19.44, repetir nombres varios, en total desorden alfabético;menos el TUYO.Sino puede fallar.

7) 19.44, ponerse a cocinar una tarta de manzana, retirarles la cáscara, con una delicadeza casi mística, preparar la masa, estrujarla con los dedos, sentir su tibieza, la textura de su cuerpo, la liviana porosidad, ver como se ajusta a la dulce tiranía de las yemas; Pensándolo bien, esto no es adecuado El aroma a cocina en familia puede traer recuerdos..... Deshechar.

8) 19.44, frente al espejo, mirarse fijamente, memorizarse, repasar cada segmento del rostro, la selva de tus pestañas, el cielo de tus ojos, el filo de sangre de tus pómulos, el peñón de tu barbilla, el respingo travieso de tu nariz y la boca (esta parte es fundamental) con el pensamiento detenido en tu boca y los labios firmemente apretados, deberás retirar de ellos, todo vestigio de la marca de mis besos, del primero y del último, de los besos que te di aquel dia lluvioso, del beso junto a la mesa, de los besos pavos y los besos profundos, de los besos de amor y de tristeza, del beso de aquella tarde en que partias sin saber cuando volverias...., en la esquina de esa avenida, de los besos del desorden de las sàbanas, de los besos al alba, de los besos de alivio de insomnio, del beso después de amarnos tanto, de los besos del gemido y del sudor, del último y del primero; Y entonces, ya virgen de dolor, calma la sed y los ardores, deberás entornar los ojos, despacio, muy despacio y no pensar en nada, en nada, como yo, que no te pienso, cada tarde, a las 19 y 45.